Frente a las situaciones de gravísima violencia institucional
Ante las recurrentes situaciones de gravísima violencia institucional, en las que las fuerzas de seguridad tienen una responsabilidad protagónica, desde la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) manifestamos:
Argentina cuenta con una profusa tradición de fuerzas de seguridad autónomas, en las que los abusos de todo tipo, la corrupción y la participación –directa e indirecta– en la comisión o encubrimiento de delitos han sido sus características más notorias.
Todas las fuerzas de seguridad argentinas, tanto federales como locales, están formadas en un modelo policial militarista, punitivista y discriminador, entremezclado con formas de utilización política, corrupto, y falto de tecnificación y de control externo. Sus integrantes exaltan la llamada “mano dura” y los procedimientos violentos. Este modelo, que es cruel con sus propios integrantes, no solo permite, sino también alienta y promueve todo tipo de prácticas ilegales.
Es una urgente obligación estatal desarrollar un nuevo modelo policial, centrado en el respeto y cuidado de todas las personas, que sea garante de la ley, que contribuya a la resolución de los conflictos que aquejan a las y los ciudadanos y que proteja el interés general de la sociedad, especialmente de los sectores vulnerables que más necesitan esa protección.
El nuevo modelo policial debe edificarse sobre la convicción de que las únicas sociedades seguras son aquellas que garantizan la plena vigencia de los derechos humanos y por ello la formación y la actuación policial debe basarse, precisamente, en valores democráticos y en la teoría y la práctica de los derechos humanos.